Luis Lucio ha querido compartir con YEGUADA MAC sus recuerdos del gran ERMITAÑO III. Agradecemos el cariño y este testimonio sobre el gran caballo que ha marcado la historia del Pura Raza Española. «Recuerdo que Ermitaño III era un caballo fuera de lo común, serio, expresivo, inteligente, con una morfología privilegiada. Era un alumno aventajado. Cuando lo montaba, me daba la sensación de una gran «amplitud en todos los aires, fluidez y armonía». La longitud y la estructura del cuello eran impresionantes, desde la silla parecía espectacular. Era realmente como montar un caballo de Reyes, capaz de moverse con enorme agilidad y, al mismo tiempo, sin prisas. Su boca era suave y delicada y siempre requería embocaduras que le dieran confianza y comodidad. confianza y comodidad. Era amplio en el tranco, expresivo al trote y al galope volaba. Recuerdo que con un ritmo lento era capaz de moverse con trancos amplios y con gran equilibrio. Mis amigos solían decir que galopaba como un «caballo de salto». Es cierto que en aquella época era difícil que los jueces vieran a esta raza como un modelo para la disciplina, aunque cuando veían a este caballo en la pista no podían dejar de ver su gran potencial y calidad de aires. La presencia de jueces internacionales en los concursos más importantes fue de gran ayuda, ya que sus criterios nos hicieron reflexionar sobre los tópicos que teníamos en ese momento sobre la doma en España. Destacaban su equilibrio natural, la amplitud y movilidad de su galope y la enorme clase. Comencé a competir en las pruebas de potros, haciendo historia, ya que por primera vez, caballos PRE se proclamaban ganadores de las Primas RFHE con 4 y 5 años, con la particularidad de que las pruebas eran abiertas y competía contra caballos centroeuropeos. Fue una revolución quedar por delante de ellos, esto supuso un antes y un después para esta raza. Las cualidades que «Ermitaño III» ha aportado a su descendencia son innumerables. He podido entrenar y observar a muchos de los hijos de Ermitaño y la gran mayoría de ellos muestran rasgos de su equilibrio natural, la amplitud y movilidad de su galope y su enorme clase.»